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La intolerancia a la lactosa y su relación con la salud

La intolerancia a la lactosa y su relación con la salud

La intolerancia a la lactosa y su relación con la salud

La intolerancia a la lactosa es un problema digestivo muy común en la población mundial. Este trastorno se produce cuando nuestro cuerpo no es capaz de digerir correctamente la lactosa, un azúcar presente en la leche y sus derivados. Aunque no se trata de una enfermedad grave, sí puede causar síntomas desagradables como diarrea, gases, hinchazón abdominal, náuseas y malestar en general. En este artículo, exploraremos más a fondo la intolerancia a la lactosa y su relación con la salud.

¿Qué es la lactosa y cómo se digiere?

La lactosa es un azúcar presente en la leche y otros productos lácteos como el queso, el yogur o el helado. Para poder digerirla correctamente, nuestro organismo necesita producir una enzima llamada lactasa, que se encarga de descomponer la lactosa en dos azúcares más simples, la glucosa y la galactosa, que luego pueden ser absorbidos por el intestino delgado y utilizados como fuente de energía.

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa se produce cuando nuestro cuerpo no produce suficiente lactasa para digerir toda la lactosa que consumimos. Esto puede deberse a diferentes factores, como la genética, la edad o enfermedades que afectan el intestino delgado. Cuando la lactosa no se digiere correctamente, llega al colon, donde es fermentada por las bacterias que viven allí, lo que puede causar síntomas como los ya mencionados.

Tipos de intolerancia a la lactosa

Existen tres tipos de intolerancia a la lactosa, cada uno con sus particularidades:

- Intolerancia primaria: es la forma más común de intolerancia a la lactosa. Se produce cuando nuestro cuerpo deja de producir lactasa en cantidades suficientes a medida que envejecemos. Suele manifestarse a partir de los 20 años y afecta a aproximadamente el 75% de la población mundial.
- Intolerancia secundaria: ocurre cuando nuestro cuerpo deja de producir lactasa debido a una enfermedad o lesión en el intestino delgado, como la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn o una infección gastrointestinal.
- Intolerancia congénita: es la forma más rara de intolerancia a la lactosa. Se debe a una mutación genética que impide la producción de lactasa desde el nacimiento.

¿Cómo se diagnostica la intolerancia a la lactosa?

El diagnóstico de la intolerancia a la lactosa se puede realizar de diferentes maneras, según los síntomas y la causa sospechada:

- Test de hidrógeno espirado: se basa en medir la cantidad de hidrógeno que se libera al respirar después de beber una solución con lactosa. Si la lactosa no se digiere correctamente, las bacterias producen hidrógeno en el colon que se absorbe y se exhala por la respiración.
- Test de tolerancia a la lactosa: consiste en beber una solución con lactosa y medir los niveles de glucosa en la sangre en diferentes momentos. Si la lactosa no se digiere correctamente, los niveles de glucosa no aumentan como deberían.
- Dieta de eliminación y reintroducción: consiste en eliminar temporalmente todos los productos lácteos de la dieta y luego reintroducirlos de forma progresiva para observar si se producen síntomas.

¿Qué alimentos son ricos en lactosa?

La lactosa se encuentra principalmente en los productos lácteos, por lo que es importante leer las etiquetas de los alimentos para saber su contenido en lactosa. Algunos de los alimentos más ricos en lactosa son:

- Leche entera, desnatada o semidesnatada
- Quesos frescos como el requesón o el queso de Burgos
- Quesos blandos como el brie o el camembert
- Yogures
- Helados
- Chocolate con leche

Por otro lado, existen algunos alimentos que contienen lactosa en menor cantidad y que pueden tolerarse mejor, como los quesos curados, la mantequilla o la nata.

¿Cómo afecta la intolerancia a la lactosa a la salud?

Aunque la intolerancia a la lactosa no es una enfermedad grave, sí puede tener impacto en la salud si no se maneja adecuadamente:

- Malnutrición: si se eliminan todos los productos lácteos de la dieta, se puede afectar a la ingesta de nutrientes importantes como el calcio, la vitamina D o las proteínas.
- Osteoporosis: la falta de calcio puede aumentar el riesgo de desarrollar osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos y puede causar fracturas.
- Trastornos digestivos: la lactosa no digerida puede fermentar en el colon y causar síntomas como diarrea, gases o malestar abdominal, que pueden interferir en la calidad de vida de la persona afectada.
- Problemas de peso: algunos productos lácteos, como la leche o el queso, pueden ser ricos en grasas y calorías, por lo que su eliminación de la dieta puede ayudar a controlar el peso. Sin embargo, es importante recordar que no todos los productos lácteos son iguales y que algunos como el yogur pueden ser beneficiosos para la salud.

¿Qué alternativas a la lactosa existen?

Afortunadamente, existen diversas alternativas a la lactosa que pueden ayudar a las personas intolerantes a seguir una alimentación saludable:

- Productos sin lactosa: muchos supermercados ofrecen productos lácteos sin lactosa, enriquecidos en lactasa que permite su mejor digestión.
- Leches y quesos vegetales: los productos elaborados con soja, almendra, arroz, avena o coco son una opción deliciosa y nutritiva para aquellos que no pueden tomar productos lácteos. Es importante asegurarse de elegir productos enriquecidos en nutrientes como el calcio o la vitamina D.
- Suplementos de lactasa: existen suplementos de lactasa que pueden tomarse antes de comer productos lácteos para ayudar en su digestión.

En conclusión, la intolerancia a la lactosa es un problema digestivo común que puede afectar a la salud si no se maneja adecuadamente. Sin embargo, existen diversas alternativas a la lactosa que pueden ayudar a las personas intolerantes a seguir una alimentación saludable y equilibrada. Es importante recordar que cada persona es diferente y que es necesario escuchar a nuestro cuerpo para saber qué alimentos nos sientan bien y cuáles no.